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miércoles, 19 de diciembre de 2012

Cosas que pasan en las despedidas (parte 1)

Aqui las tres Marias.
Ya desde Barcelona, puedo pensar en frío. Porque las despedidas, si las piensas antes, deprimen. Y las despedidas deberían ser felices, porque no tienen que ser un final.
Todo depende de quien te despides; con las dos chicas con las que me he juntado estos últimos meses, por ejemplo, se que las veré de nuevo. Un anillo olvidado que tengo que devolver lo atestigua.
Y sobretodo la despedida. Eso fue, claramente, un punto y seguido. Porque las quiero volver a ver, hablar con ellas y reírme de las cosas más absurdas otra vez.

Nuestra despedida, en concreto, terminó así:

- Chicas, faltan solo 2 minutos para que venga mi bus. ¿De que podemos hablar en nuestros últimos minutos juntas?
- ........................................... Os habéis fijado lo baratos que son los DVD de temporadas completas de series aquí en Alemania? Me he comprado esta por 9´99 y en España me valía casi 45 euros!

Y es por cosas como esta que las quiero tanto. Las docenas de currywurst que me he comido con ellas y los cientos de kilómetros (sin exagerar) que hemos recorrido juntas lo atestiguan.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Lo que no mata, engorda

Hoy os voy a presentar una receta de cocina que todas las au pairs de este mundo tenéis que conocer. Empecemos:

El Bizcochón

Ingredientes:
- 200 gr de azúcar
- 600 cl de leche
- Un limón y una naranja.
- 500 gr de harina con levadura incluida.
- Otro paquete de harina, de los grandes.
- Huevos.

Preparación:

Juntar a tres au pairs y una exaupair con la intención de hacer un Roscón de Reyes en casa de una de ellas, con tres niñas que ronden los 2 / 12 años, un domingo por la tarde y sin padres a la vista. Es esencial que ninguna de ellas sea especialmente dotada para la repostería,  y sobretodo, que ninguna de ellas sepa ni la receta, ni como hacer un roscón de reyes.
Una vez esteis listas y preparadas, buscar la receta en google. Después buscar dos más y combinarlas sin criterio alguno. Ahí es cuando os daréis cuenta que eso del roscón de reyes es muy complicado, pero como ya habéis comprado los ingredientes... Oye, que no tenéis nada mejor que hacer.
Así pues, empezar con una de las recetas elegidas. Echar toda la leche del tirón en un bol grande, y la mezcláis con los huevos y la harina, que aunque en el max-mix-receta que habéis leído ponga que echéis 400 gr, echarle los 500 gr que tiene el paquete, mejor que sobre que no que falte.
Por otro lado, que una de las au pairs se lleve a las niñas a una distancia prudencial a conseguir la ralladura del limón y la naranja. 
Y la au pair que no este haciendo nada, que se ocupe de hacer la "masa madre", que consiste en 70 gr de harina mezclados con 4 cucharadas de agua. Cuando veáis que con 4 cucharadas eso no cuaja ni se hace masa ni bola, echarle agua al gusto hasta conseguirlo. Una vez tengáis una bola pegajosa de masa, ponerla sumergida en un bol con agua caliente, a la espera de que se hinche.
En este momento, la masa general de leche y harina no tiene que tener buen aspecto y ha de contar con tropezones y cosas flotantes, pero de todos modos, se le echa la ralladura de limón y naranja.
Seguidamente, dejar de inventar cosas y consultar las otras recetas en Internet  Daros cuenta que cada una lo hace como le sale de las narices... Y partiendo de esa base, interpretas que eso has de hacer tu. Improvisas. Grave error.
Pasada media hora, cuando veáis que la masa madre sumergida en agua esta tal y como la dejasteis, que eso de augmentar de tamaño no es para ella, hacer un pensamiento y echarla a la masa general, que total, ya se mezclaran.
En este momento ha de convertirse en una masa acuosa como con pegotes pegajosos y los grumos que ya contenía  Si así es, es que vais por buen camino.
Y en ese preciso instante, un ángel bajará del cielo, y os dará la idea de echarle más harina, para que tenga más consistencia.
Y entonces le echáis un medidor de harina...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Y otro...
Probarla y daros cuenta que ha menguado mucho el sabor. Echarle un puñado de azúcar, al gusto.
Seguir echando harina... Unas 8 veces más.
Y después echar otro huevo, a ver si así se arregla el estropicio.
Y echar harina unas 5 veces más.
Cuando por fin os pispeis de que no por más harina que le echéis eso empezará a parecer una masa, daros por vencidas, echar esa "masa" en dos moldes (eso si, semos profesionales y ponerle margarina y harina para que no se pegue) y al horno, que habréis puesto previamente a calentar a 200º, pero bajarlo a 160º al meter ese invento que habéis echo.
Dejarlo ahí .. mas o menos el tiempo que tarde en tostarse y cocerse. Y no os asustéis.  Va a subir... poco y lentamente, pero lo hará.

Cuando lo saquéis del horno, podéis probarlo y comprobar que, a pesar de todo, se puede comer y huele bien. Peeeeeeeeero, no sabe a nada. Es más insípido que un cacho de corcho. Así que hurgar en los armarios, y echar encima lo que encontréis. Preferiblemente chocolate de cobertura, o azúcar glas... Lo que surja.

Y aquí tenéis vuestro bizcochón, que no es ni un bizcocho ni un roscón, pero que te hace reírte hasta la saciedad y pasar una de las mejores tardes de domingo de trabajo de la historia de ser au pair.

AVISO: Para comerlo, tienes un margen de dos horas justo después de sacarlo del horno. Después... bueno, siempre podrás usarlo como arma de defensa, porque puedes abrirle la cabeza a alguien con él.


domingo, 22 de julio de 2012

Sábado de relax



Ayer fue un sábado tranquilito. Primero fuimos al Haus der Geschichte, vamos, al museo de historia de Bonn. Ahora hay una exposición enorme muy bonita sobre la historia de Alemania, a partir de la segunda guerra mundial. Sin darle mucha importancia al echo que el holocausto se lo pasan así muy por encimitas en plan esto-ha-pasado-pero-como-si-no, y después te llenan un piso entero hablando de la reunificación... Por lo demás la exposición es muy bonita.

Después de eso fuimos al centro a comer, y después de eso, como hacia un día bueno (vaya, que no llovía, pero estábamos a 16 grados y el cielo estaba totalmente gris, un día bueno en Alemania), nos dio por ir a Rheinahue, un parque de de 160 hectáreas (si, chiquitin verdad?) que tenemos aquí en las orillas del Rin. Al llegar encontramos sitios como este:


Que invitan a uno a sentarse y pensar sobre la vida y la muerte. Aun asi nos sentamos a ver pasar la tarde... cinco minutos y acto seguido nos fuimos a investigar por el parque.
Vimos unos patos muy majos, y muy grandes, y empezamos a echarles fotos.


Pero cuando un pato te mira así...


... y acto seguido viene corriendo así....


Una persona normal deja de hacerle fotos a los patos y se va corriendo a un sitio donde los patos estén lejos. 
Así pues, encontramos sitios para echarnos, como por ejemplo estos...



Y encontramos uno donde nos quedamos tumbadas al césped como lagartijas. La intención era estudiar un poco, vaya, leer unos cuentos de niños que nos compramos y intentar entender un poco. Pero con estas vistas... Acabamos tumbadas a la bartola, solo nos faltó una mantita para poner en el suelo y un poco de abrigo (que hacia mucho fresco). 

Y después de eso, a casita a hacer las maletas, que hoy por la noche me voy a casa, de vacaciones 10 días. 

Habiendo visto estas fotos... me diréis que Alemania, a pesar de su cielo gris y la falta de sol, no tiene sitios bonitos.

Os veo a la vuelta!


miércoles, 18 de abril de 2012

Andando, que es gerundio.

Llevo tiempo con el blog medio abandonado, que solo escribo cuando me inspiro. Y no os cuento nada de nada de que voy haciendo aquí, así que ahí va un resumen de las excursiones que echo en estos meses:

HEIDELBERG ( 3 de marzo)

Un dia en el tren, y unas 5 horas en Heidelberg. Si total, puestos a hacer locuras, oiga usté, lo hacemos bien. Primero fueron los hooligans alemanes, invadiendo el tren. Estábamos yo y Ana esperando en el andén, que venia 20 minutos tarde el dichoso trenecito, y cuando llega... en fin, la cara que se nos quedo fue un cuadro. Estaba lleno (pero lleno de no caber un alfiler) de locos con cerveza (si no ya borrachos), de un equipo de futbol que no conseguimos identificar, chillando canticos en idioma borrachil, y esas cosas que suelen hacer los hooligans. En fin, a pesar de eso nos dispusimos a entrar. Y no nos dejaron. Unos amables GEOS alemanes, con sus porras y sus indumentarias correspondientes, nos invitaron amablemente a irnos a otro vagón, que al final resultó ser dos vagones más atrás, el único que no tenia borrachos dentro.
La otra compañera nuestra de viaje no tubo esa suerte de que la echaran los GEOS, ella tubo que cruzar el tren de locos hasta encontrarse con nosotras, con llamada desesperada al estilo "Estáis aquí? Porque yo solo veo gente con cerveza...".

Pero la tranquilidad no duró mucho. En el primer transbordo, los locos se cambiaron al mismo tren que nosotros. Y ya no había ni GEOS ni nada.
Fue bonito ver como unos abueletes se ponían a cantar con ellos y a hacerse fotos, o como salían a mear en las paradas del tren... llegamos a contar 16 en fila meando, y los que no alcanzamos a contar, porque llegaban hasta donde nos llegaba la vista.
Ya se sabe que el alcohol y el mear poco no casan.

Después los abandonamos y cogimos otros dos trenes más, hasta llegar a Heidelberg.

Heidelberg muy bonito... pero si tenéis que ir, hacerlo en verano. Por la niebla. Menudo dia asqueroso que hacia: niebla, lluvia, frio... en fin, precioso.
Patio interior del Schloss.
Lo primero que hicimos fue ir al centro de información turística, donde nos indicaron donde coger el bus que nos llevaba al castillo. Tan aceleradas íbamos que lo cogimos en dirección opuesta y por poco nos bajamos cerca de donde Dios perdió el mechero. En un momento de absoluta incertidubre, nos dio por preguntar al busero, y lógicamente nos bajamos a la siguiente parada para cambiar de dirección.
Una vez llegamos (por fin!), nos fuimos al Schloos, donde teóricamente se sube en funicular, pero ese dia toco subirse TODA LA CUESTA, nombrada la cuesta de la muerte, (a quien la haya subido, os compadezco, haremos un grupo de apoyo social para superarlo juntos) a pie, porque el funicular no funcionaba por la niebla. Suerte la nuestra eh? Un poco más de suerte y al llegar, lo encontramos cerrado.
Por suerte no fue así y pudimos ver las maravillas del castillo, asi como el Museo Alemán de la Farmacia, que yo no quiero insinuar nada, pero había cantidad de botes antiguos etiquetados con la palabra "semen de (añadir aquí algo)", pero no quiero insinuar nada eh? Nada de nada.
También hay un barril gigante, que supongo que lo hacen para que tontas como nosotras piquemos en la trampa, porque primero hay uno grande (pero grande grande, que es para verlo de verdad, de 4 metros de altura y otros tantos de ancho), donde nos hicimos fotos, pero al girar la esquina... ves ESO. Y eso mide 7 metros de ancho y 8'5 de largo. Yo tampoco ahora quiero insinuar nada, pero menudas cogorzas deberían coger esa gente...

Después de eso fuimos al centro, visitamos una catedral donde tampoco pudimos entrar porque daban misa, después vimos la antigua Cárcel de estudiantes de Heidelberg (recomiendo que vayáis, menudas fiestas se montaban ahi los compañeros).
Entrada al museo del embalaje

Y finalmente, y como no podíamos dejarlo pasar después de estar todo el dia diciendo "tenemos que ir eh? tenemos que ir ahí", fuimos al Museo del Embalaje. Si, como lo leeis, no podíamos ir a Heidelberg y no hacer una visita a ese super interesante museo. El caso es que ese museo sufrió una evolucion en su nombre a lo largo del día, terminando el dia llamándose, malamente nombrado por nosotras, "la fabrica de cajas".  Es lo que tiene no comer hasta las 5 de la tarde, que unas ya deliran.

Y después para casa que es tarde.





KÖLNER ZOO - BRUHL (25 de marzo) 

Ese día fuimos al Zoo de Colonia. Lo primero, ver el espectáculo de las focas. Despúes animales animales animales y animales. Poco mas que contar, es un zoo. Aqui unas fotos para que no os desilusionéis:




Despúes de eso, y como nos venia de camino, fuimos al Schloss y a los jardines de este, en Bruhl. El castillo muy bonito. Nos compramos una entrada que incluía una visita guiada por el castillo. En alemán, claro está. 
Y ahi estábamos nosotras, que entendimos solo dos cosas: "Las paredes son azules" (no me digaaaaas!!, no me lo dices, y no lo veo!!), y "el techo se pinto en 13 días". Alucinante. 
Unos señores nos tomaron por filólogas. No les desmentimos nada, para una vez que nos toman por algo decente, no vamos a decir que no, aunque no entendiéramos un carajo de lo que nos contaban.
Y ahí tenia yo a Silvia, contándome "Esta es mi habitación de invitados, esta mi sala de estar...". 
Pero hay que decir que el castillo era muy bonito, que era impresionante de ver algunas salas, como estaba todo decorado, las pinturas, los muebles, el guía que nos hizo la visita... ejem ejem, sigamos que me pierdo del tema. Muy bonito el castillo.
En resumen, cada loca con su tema.
Después comimos (a las 6... Dios bendito, que hambre, todo el día sin comer...) una Currywurst con patatas en un mercado (creo que) artesano que había, y para casa, no sin antes, para ir a la estación, pasáramos por un parque donde las dos locas que venían conmigo decidieron (por millonésima vez) hacerse una foto con una estatua de un gato. Tiempo después y viendo más estatuas, nos dimos cuenta que de parque nada... era un cementerio. 
Lo que no pase en Alemania...


Y así siguen mis aventuras por estas tierras. Me falta por contaros la visita a Düsseldorf, la visita a Köln y el cumpleaños de Silvia, pero otro día, que hoy ya es tarde y mañana toca madrugar!

martes, 20 de marzo de 2012

Visita exprés

Os debo aún una entrada sobre mi aventura en Heidelberg (podéis ver la versión de Silvia en su blog), pero ahora os contare mi viaje exprés a mis tierras este fin de semana.

Tenia ganas de ir, para que negarlo. De ver a mi gente, a mi familia, mi habitación... Después de una dura cruzada de buses, llegué por fin al aeropuerto teutón, hora y media antes de la hora en la que empiezan a facturar (vaya, casi 3 horas y media de espera hasta a hora de embarcar...).
Aburrimiento, mucho, pero pasadas las 2 horas y cuarto de avión, llegar al aeropuerto de destino y la emoción de volver a ver a los tuyos dos meses después, se te olvida todo.

En fin, no os contaré mi fin de semana, seria una entrada demasiado larga.

Pero querría dejar un mensaje tranquilizador a otras au pairs que lean el blog; nada cambia.

Cuando me marché de au pair, lo que más miedo me daba es lo que me perdería al no estar "allí", en mi tierra. Pero cuando regresas unos días, te das cuenta de que nada ha cambiado. Tu familia sigue igual, más felices que nunca al verte. Tus mascotas te siguen recordando y te demuestran que para ellos, desaparezcas el tiempo que sea, ahí seguirán para recibirte como si hiciera meses que no te ven (aunque esta vez, sea verdad). Tus amigos siguen visitando el mismo bar cada viernes, y aun frecuentan el McAuto a las 3 de la mañana del sábado, te cuentan todos los cotilleos que te has perdido; Marujita ha cortado con Menganito y alguno que otro ha echo alguna que otra locura. Ahí te das cuenta de lo poco que ahora te interesa todas esas tonterías. En antena 3 siguen poniendo Los Simpsons y aun puedes ver anuncios con trozos de películas cortando lo interesante de KH7 y de colonia Lacoste.

Se agradece poder volver, ni que sea durante dos días. Recargas pilas y vuelves con mas ganas y con mas tranquilidad de lo que pueda pasar.

Al fin y al cabo, esta es nuestra aventura y si, ahora se que debo vivirla sin preocuparme de nada, porque efectivamente, cuando vuelva todo seguirá igual, al menos lo importante.

viernes, 10 de febrero de 2012

Unas, que no se andan con rodeos

Cuando son las 10 de la noche del viernes y aun no tienes plan ni nada reservado para el sabado, sabes que sera algo tranquilo, basico, cerquita... verdad?
Pues no para unas au pairs.
No tener plan significa "tenemos que hacer algo mañana, algo improvisado, loco, facil...". YA ESTA! Nos vamos a Frankfurt, si señor, aqui al ladito.

Ana, en su desquicio personal y emocional, mientras quemaba la cocina de su casa casi a las 11 de la noche haciendose la cena, recibia mensajes de Silvia, desesperada perdida y medio dormida, diciendole que a ver cuando se conectaba para aclaranos que hacer el sabado. 
Total, que al final Ana compro por internet un billete con el cual pueden viajar 5 personas por donde se les antoje durante un dia. Hasta aqui todo bien verdad? Pues no, porque al mirarlo a fondo, salió que el billete era para una persona, o eso parecia. Mas desquicio para estas dos. Confusion... y todo se termina con un: "Da igual, vamos con ese y si no va, pues no va".

Y de ahi a la mañana siguiente. 

Hora: 7:45h. 
Localización: Bonn HBF. 
Situacíon: Llamadas extrañas de "No te veo, donde estas??" "Yo? pero si yo soy Silvia, no Ana".

Hora: Indefinida, sobre las 8:45-9:00.
Localización: Koblenz.
Situación: Transbordo a otro tren direccion Frankfurt am Main.

Hora: 10:15? quien sabe.
Localización: Frankfurt.

Ahi estabamos. Frankfurt. Que bonita la estacion, que grande, QUE PIZZAS!, que hacemos? compramos un mapa que aqui hay un puesto de información, salimos a la calle...
Y bueno, lo que podria resumirse en la frase mas famosa y repetida del dia: QUE FRIO!. Se nos helaron las manos (y el alma).

Empezamos a buscar, no encontrábamos nada... Y es que Frankfurt es muy pequeño, lo que nosotras, en nuestra ignorancia y a vistas del mapa, creíamos que estaba todo ahí en la lejanía más oscura.

Visitamos la mayoría de cosas, a pesar de estar solo un día allí. La zona antigua preciosa, la zona de rascacielos... Ligeramente decepcionante. Eso de que es como Manhatan no se lo cree ni el tato. Tuvimos el gusto de pasar por el Banco Central Europeo y su correspondiente tropa de indignados (mascara de Guy Fawkes incluida, lo juro, que canguelo daba), bares al más puro estilo Alemán, con muñecas inchables en la puerta dándote una muy buena bienvenida y un ambiente de confianza que echaba para atrás, rascacielos con "mirador", donde no se podía mirar nada porque lo tenían cerrado a pesar de cobrarte sus correspondientes 3'50 euros en a entrada, muy majos estos alemanes (al menos estabas calentito, que que frio hacia!), capuchinos servidos con mucho amor...


Con diferencia, lo más bonito del dia, el rio Main...



El caso, un gran día,  interesante a pesar de las 6 horas de tren que nos pegamos, valió la pena.

A ver que se nos ocurre la próxima vez, quien sabe lo que nos espera...