HEIDELBERG ( 3 de marzo)
Un dia en el tren, y unas 5 horas en Heidelberg. Si total, puestos a hacer locuras, oiga usté, lo hacemos bien. Primero fueron los hooligans alemanes, invadiendo el tren. Estábamos yo y Ana esperando en el andén, que venia 20 minutos tarde el dichoso trenecito, y cuando llega... en fin, la cara que se nos quedo fue un cuadro. Estaba lleno (pero lleno de no caber un alfiler) de locos con cerveza (si no ya borrachos), de un equipo de futbol que no conseguimos identificar, chillando canticos en idioma borrachil, y esas cosas que suelen hacer los hooligans. En fin, a pesar de eso nos dispusimos a entrar. Y no nos dejaron. Unos amables GEOS alemanes, con sus porras y sus indumentarias correspondientes, nos invitaron amablemente a irnos a otro vagón, que al final resultó ser dos vagones más atrás, el único que no tenia borrachos dentro.
La otra compañera nuestra de viaje no tubo esa suerte de que la echaran los GEOS, ella tubo que cruzar el tren de locos hasta encontrarse con nosotras, con llamada desesperada al estilo "Estáis aquí? Porque yo solo veo gente con cerveza...".
Pero la tranquilidad no duró mucho. En el primer transbordo, los locos se cambiaron al mismo tren que nosotros. Y ya no había ni GEOS ni nada.
Fue bonito ver como unos abueletes se ponían a cantar con ellos y a hacerse fotos, o como salían a mear en las paradas del tren... llegamos a contar 16 en fila meando, y los que no alcanzamos a contar, porque llegaban hasta donde nos llegaba la vista.
Ya se sabe que el alcohol y el mear poco no casan.
Después los abandonamos y cogimos otros dos trenes más, hasta llegar a Heidelberg.
Heidelberg muy bonito... pero si tenéis que ir, hacerlo en verano. Por la niebla. Menudo dia asqueroso que hacia: niebla, lluvia, frio... en fin, precioso.
Patio interior del Schloss. |
Una vez llegamos (por fin!), nos fuimos al Schloos, donde teóricamente se sube en funicular, pero ese dia toco subirse TODA LA CUESTA, nombrada la cuesta de la muerte, (a quien la haya subido, os compadezco, haremos un grupo de apoyo social para superarlo juntos) a pie, porque el funicular no funcionaba por la niebla. Suerte la nuestra eh? Un poco más de suerte y al llegar, lo encontramos cerrado.
Por suerte no fue así y pudimos ver las maravillas del castillo, asi como el Museo Alemán de la Farmacia, que yo no quiero insinuar nada, pero había cantidad de botes antiguos etiquetados con la palabra "semen de (añadir aquí algo)", pero no quiero insinuar nada eh? Nada de nada.
También hay un barril gigante, que supongo que lo hacen para que tontas como nosotras piquemos en la trampa, porque primero hay uno grande (pero grande grande, que es para verlo de verdad, de 4 metros de altura y otros tantos de ancho), donde nos hicimos fotos, pero al girar la esquina... ves ESO. Y eso mide 7 metros de ancho y 8'5 de largo. Yo tampoco ahora quiero insinuar nada, pero menudas cogorzas deberían coger esa gente...
Después de eso fuimos al centro, visitamos una catedral donde tampoco pudimos entrar porque daban misa, después vimos la antigua Cárcel de estudiantes de Heidelberg (recomiendo que vayáis, menudas fiestas se montaban ahi los compañeros).
Entrada al museo del embalaje |
Y finalmente, y como no podíamos dejarlo pasar después de estar todo el dia diciendo "tenemos que ir eh? tenemos que ir ahí", fuimos al Museo del Embalaje. Si, como lo leeis, no podíamos ir a Heidelberg y no hacer una visita a ese super interesante museo. El caso es que ese museo sufrió una evolucion en su nombre a lo largo del día, terminando el dia llamándose, malamente nombrado por nosotras, "la fabrica de cajas". Es lo que tiene no comer hasta las 5 de la tarde, que unas ya deliran.
Y después para casa que es tarde.
KÖLNER ZOO - BRUHL (25 de marzo)
Ese día fuimos al Zoo de Colonia. Lo primero, ver el espectáculo de las focas. Despúes animales animales animales y animales. Poco mas que contar, es un zoo. Aqui unas fotos para que no os desilusionéis:
Despúes de eso, y como nos venia de camino, fuimos al Schloss y a los jardines de este, en Bruhl. El castillo muy bonito. Nos compramos una entrada que incluía una visita guiada por el castillo. En alemán, claro está.
Y ahi estábamos nosotras, que entendimos solo dos cosas: "Las paredes son azules" (no me digaaaaas!!, no me lo dices, y no lo veo!!), y "el techo se pinto en 13 días". Alucinante.
Unos señores nos tomaron por filólogas. No les desmentimos nada, para una vez que nos toman por algo decente, no vamos a decir que no, aunque no entendiéramos un carajo de lo que nos contaban.
Y ahí tenia yo a Silvia, contándome "Esta es mi habitación de invitados, esta mi sala de estar...".
Pero hay que decir que el castillo era muy bonito, que era impresionante de ver algunas salas, como estaba todo decorado, las pinturas, los muebles, el guía que nos hizo la visita... ejem ejem, sigamos que me pierdo del tema. Muy bonito el castillo.
En resumen, cada loca con su tema.
Después comimos (a las 6... Dios bendito, que hambre, todo el día sin comer...) una Currywurst con patatas en un mercado (creo que) artesano que había, y para casa, no sin antes, para ir a la estación, pasáramos por un parque donde las dos locas que venían conmigo decidieron (por millonésima vez) hacerse una foto con una estatua de un gato. Tiempo después y viendo más estatuas, nos dimos cuenta que de parque nada... era un cementerio.
Lo que no pase en Alemania...
Y así siguen mis aventuras por estas tierras. Me falta por contaros la visita a Düsseldorf, la visita a Köln y el cumpleaños de Silvia, pero otro día, que hoy ya es tarde y mañana toca madrugar!
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