¿Se acordaran de mi? ¿Me seguirán queriendo? ¿Me van a odiar cuando me vaya? ¿Me echaran de menos? ¿Querrán que les llame? ¿Las llamo yo?... Y todos sus derivados.
Yo llevo dos meses lejos de esas niñas, y quería contaros como son las cosas ahora. He indagado y nadie lo cuenta, no se si porque es un tema difícil, o si porque muchas hacen la del "si te he visto no me acuerdo".
El caso es que para tres niñas, he tenido tres reacciones totalmente opuestas. Y sinceramente, a cada cual más sorprendente.
La pequeña:
La monstruito, ya sabéis, la protagonista de entradas como esta, esta, esta... y de medio blog. Con ella hemos pasado un año de amor-odio tremendo. Amor cuando sus padres no estaban, o no le hacían caso. Odio cuando la recogía de la Tagesmutter y cuando la reñía. Pero parece ser que al final los críos se quedan solo con las cosas buenas, porque le ha puesto mi nombre (con sus variaciones, que un año ahí y no he conseguido que lo diga bien) a una muñeca que le regale por su cumple (que yo ya no estaba, pero le dejé el regalo preparado), y habla de mi como si fuera el espíritu santo, contando las bondades de mi persona. Me alegra saber eso porque con la de follones que hemos tenido, pensaba que en dos días no se acordaría de mi...
Pero no fue así, para nada. La primera semana se pasó todos los desayunos diciendo cosas como "¿Donde esta ella? ¿Cuando bajará a desayunar?". Y claro, sus padres intentaban explicarle que yo ya no vivía ahí, y ella montaba una pataleta impresionante y subía los 4 pisos de casa para buscarme por todo mi pisito, para finalmente quedarse llorando en la puerta de mi cuarto al grito que yo ya no estaba y que cuando iba a volver. La segunda semana dejó de armar la de Dios en el desayuno, pero me subía a buscar cada día unas cuantas veces con juguetes o libros para que jugara con ella. Y al no encontrarme buscaba a su madre para decirle que si me había ido porque no quería jugar con ella o si se había portado mal.
Ese fue el momento en que los padres me llamaron para que hablara con ella un rato (hasta entonces solo había hablado con ellos y con la niña mayor). Pobrecita, se me partió el alma cuando los padres me contaron todo esto.
A día de hoy, trae a sus padres por el camino de la amargura: ella intenta seguir su rutina y sus costumbres que solo tenia conmigo. Intenta jugar a cosas que solo hacia conmigo, y que claro esta, sus padres no saben ni lo que es, y la niña tiene 3 años y no sabe explicarlo, con todos los saraos que eso comporta. Y ya hace dos meses que me fui, y a día de hoy sigue haciéndolo según lo que los padres me cuentan.
Y todo esa desesperación de los padres y lo que me cuentan (y lo que no me cuentan), me hace pensar que hice bien mi trabajo.
La mediana:
Esta fiera... en fin. Hace dos meses que no se nada de ella. Es decir, se lo que me cuentan sus padres, porque a ella no le ha dado la gana de llamarme ni de ponerse al teléfono cuando he llamado. La verdad es que eso me ha dejado un poco tocada, pero hay que aceptar que es una niña de 6 años y que hace lo que puede para superar mi "perdida" (esto me lo dijo la madre tal cual, ni que estuviera yo muerta).
Se ve que lleva dos meses evitando a toda costa hablar de mi. Sale mi nombre en una conversación y se cabrea de mala manera, o directamente echa a correr a su cuarto. Esta boicoteando a la hermana para que le cambie el nombre a la muñeca y ahora dice que no le gustan los macarrones ni la tortilla de patata (de las pocas comidas que se comía como su estuviera posesa, para sorpresa de todos, porque la niña es de mal comer como ninguna).
El primer mes los padres alucinaban, porque la niña, cuando estaba yo, parecía que me quería (frase literal de la madre), y que se sorprendieron mucho con esta reacción al irme. Hasta que pasado un mes, un día antes de dormir, después de un día especialmente malo, le dijo a su madre cuando la arropaba "Y (yo) cuando va a venir a vernos? La echo de menos". Ahí vieron que lo que le pasaba a la niña es que no sabia como afrontar todo el tema, porque realmente estaban muy preocupados con su comportamiento.
Y ahí seguimos, la niña sigue sin hablarme ni con intención de hacerlo. Aun así, me cuenta la madre que últimamente cada vez que llamo o me llaman, ella no quiere hablar conmigo, pero que después siempre le dice "¿Y te ha preguntado por mi?". Por eso mismo hemos llegado a la conclusión de que esto solo es una etapa y es cuestión de tiempo que se le pase. Esperemos que sea pronto.
La mayor:
Esta esta feliz de la vida con mi marcha, según ella porque "tenerte solo de amiga y no de "vigilanta" es mucho mejor!", pero me echa de menos. Ahora que ya no tengo autoridad sobre ella (y ni ganas de tenerla, oye, que para algo ya no soy su au pair), paso completamente de corregir cosas que sinceramente, yo no veo mal, pero sus padres si, y que me cuenta. Me informa de que ahora, cuando esta sola los lunes por la tarde, se pone a ver películas (cosa prohibidisima durante la semana por sus padres). Y me llama a las 4 de la tarde para que le recuerde esa contraseña de los Sims para tener más dinero. Y me manda e-mails día si día no contándome sus aventuras amorosas con su querido "T", y sus peleas de enamorados. Como cotilleo os contare que por San Valentín le regalo una caja de bombones. Aun me estoy riendo. Y siempre termina sus llamadas con un "te odiooooooo (que entre ella y yo es un "te quiero") y te extrañoooo"; eso con acento argentino, y a mi me da la risa tonta, y ahí es cuando ella me dice: "y como no vengas en verano te mato!". Definitivamente, todo lo pasiva-agresiva que se puede ser en la adolescencia temprana.
Ella es la que me cuenta cosas que sus padres no me cuentan. Como que el primer mes la casa fue un despelote completo, que las niñas hacían lo que les daba la gana y que no había buen dios que las aguantara porque no les hacían ni caso a sus padres. Que han tenido que crear algo parecido a la tabla de pegatinas por portarse bien que yo tenia con las niñas, porque estaban desesperados. Que se volvieron locos para meter las niñas en la bañera algunos días hasta que ella les contó que yo les contaba la historia de las "hadas del agua" (y que ellos lo intentaron pero que no les funcionó). Que han descubierto que no tiene nada ni de bonito ni de gracioso el echo de que las niñas griten como posesas. Y que ahora en casa les exigen comer sentadas porque eso era una jauría a cada comida. Pequeñas cosas que me sacaban una sonrisa de superioridad y de venganza, que se creían que sus hijas eran santas y ya ves, ahora se dan cuenta de que ni tanto ni tan poco.
Así que como veis, el balance es positivo pese a todo lo malo.
Y si, tranquilas: cuando os vayáis los niños se van a acordar de vosotras. No os van a odiar (mucho más). Os echarán mucho de menos. Y por supuesto, los haréis muy felices si los llamáis, aunque no se quieran poner, serán felices de saber que vosotras también os acordáis de ellos.
Así que como veis, el balance es positivo pese a todo lo malo.
Y si, tranquilas: cuando os vayáis los niños se van a acordar de vosotras. No os van a odiar (mucho más). Os echarán mucho de menos. Y por supuesto, los haréis muy felices si los llamáis, aunque no se quieran poner, serán felices de saber que vosotras también os acordáis de ellos.