El ataque de las arañas asesinas

Esa, sin duda, es la imagen del echo, pero en vez de un tio con cara de estreñido, ponerme a mi. 

¿Ya estais en situación? Yo todavia tengo miedo en el cuerpo. 

Quiza la araña no era tan grande como esa, lo acepto. Quiza tampoco tan peluda. Quiza tampoco tan agresiva... Pero yo si soy agresiva y violenta por naturaleza cuando veo una araña.

Y más si me despierto de buena mañana y ese encantador bichito del tamaño de una moneda de 2 euros, esta justo encima de mi brazo. 

Yo no soy una persona caracterizada por tener un buen despertar, pero creo que este se lleva la palma...

Poneros en mi lugar. Abrir un ojo al oir el pitido toca narices de la alarma a las 6 am, alargar el brazo para coger el móvil y ver semejante especimen en tu brazo... 

Que hace una? Chillar como una loca y echar mano del arma usada en estos casos:

En efecto, la temible zapatilla de andar por casa. Y acto seguido, liarte a mamporros contra tu propio brazo para intentar matar esa tremenda bestia.

Resultado:

1- Tengo el brazo todavía dolorido (y rojo, que la suela es de plástico...) y eso que este despertar digno de ser recordado fue el de ayer.

2- Miedo a meterme de nuevo en la cama. Hoy he dormido en el sofá de mi sala.

3- Miedo a saber que puedo encontrarme a otra en cualquier sitio y en cualquier momento.

4- Cambio de sábanas de la cama y doy fe que esas no las vuelvo a usar.

Y os estaréis preguntando (o no) como terminó la bestia... Pues espero que no tuviera hijos que mantener, porque se han quedado huérfanos después de la masacre zapatillera.


PD: Últimamente estoy muy inspirada a escribir... sera porque en menos de un mes tengo los exámenes finales y ya sabéis, hasta la inspiración le viene a una con tal de no pensar eso de "deberías estar estudiando, so zopenca".