lunes, 12 de agosto de 2013

La familia: Los niños (a partir de 10 años)

Adolescentes... ¿Por donde empiezo a hablar de ellos?

El pensamiento adolescente se divide uniformemente en 5 ideas constantes:

- Tus padres y hermanos son el enemigo.
- Tus amigos son lo más importante del mundo...
- ... exceptuando el sexo, eso es lo más fascinante e interesante en esta vida.
- Ese cumulo de defectos y miembros amorfos que ves en el espejo es tu cuerpo.
- Nadie me entiende ni me entenderá jamás. Soy un incomprendido en esta vida. 

Si conoces a alguien que cumpla estas normas, y tenga entre 10 y 18 años, enhorabuena (o te acompaño en el sentimiento, que cada cual elija): tienes al prototipo de adolescente estándar entre manos. 

Ahora, a éste semihumano hiperhormonado, le ponemos una au pair. 

Muchas chicas solo quieren ir a familias donde los niños ya son grandecitos, lo que les hace encontrarse muchas veces con los famosamente conocidos en este blog como adolescentes porculeros. Creen que cuidar a un adolescente o un preadolescente es más fácil que cuidar a un bebé. 

Error. 

Con los adolescentes jamás tendrás problemas de cacas perdidas, no tendrás que salir a la calle con pañales o bragas de repuesto, las Barbies no estarán en tu repertorio de entretenimiento y no tendrás que superar las épocas del "NO" y del "¿Porque?"
Tampoco vas a tener que cambiar pañales, ni limpiar vómitos que por milagros de la gravedad han ido a parar encima tuyo, ni vais a tener berrinches de lloros y llantos con pataleta incluida en el suelo del supermercado o del parque.

Hasta aquí todo bien, ¿verdad? Irse a una familia con adolescentes es mejor que irse a una familia con niños pequeños.

Analicemos el tema.

Ser au pair de un adolescente consiste en que para él, de cara al mundo y a la sociedad tu no eres su au pair o su canguro, que él ya es mayor y no lo necesita, o en su defecto, eres la au pair de sus hermanos o hermanas pequeños, y por tu propio bien es mejor no llevarle la contraria en público en lo que a este tema se refiere. 
Cuando haces actividades con él y sus hermanos, como hacer peceras de papel, pájaros de cartón, o tartas y galletas, el echo de verle reír y pasarlo bien, es todo fingido: a él estas cosas ya no le gustan, solo las hace para estar con sus hermanos. Y tu has de hacer ver que te lo crees. 
No vas a tener berrinches; vas a tener discusiones con pies y cabeza, y has de ser listo para no perderlas, porque de ahí a perder toda tu autoridad va un paso.
Vas a tener que aguantar los humos, los cambios de humor y la mala leche que caracteriza esta etapa. 
En estas edades se producen muchos cambios: como he dicho, no vais a cambiar pañales, pero os pueden pasar cosas como ésta.
También hay que tener en cuenta que estos ya piensan con propiedad (la mayoría de veces), lo que hace que sus trastadas y sus cagadas sean exponencialmente mayores que con un niño pequeño. 
Y lo más divertido, vas a tener que hablar de novios y sexo, posiblemente en otro idioma, y dar consejos de madre.

¿Aún os parece que tener un HK adolescente es mejor que un bebé? 

Con todo esto, solo quiero que veáis que cada etapa tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, y cada una ha de pensar seriamente que le conviene, que prefiere o que está dispuesta a afrontar cuando busca familia.

En mi caso, aunque he hablado poco de ella en este blog, tenia tres niñas, una de las cuales, al llegar yo tenia 11 años y medio. Si, una adolescente en toda regla.
Cuando eres au pair de un niño de estas edades, hay dos opciones de relación que puedes tener con ellos: la de amigo y la de dictador. Yo, personalmente, os aconsejo que toméis el rumbo de la primera, por la simple razón de que los niveles de cabezonería y de rebeldía están a la orden del día en esa época, y enfrentarte a ellos no es la solución.

Lo ideal es encontrar un termino medio de amistad con autoridad. No os voy a engañar, no es fácil. Hay que ganarse su confianza día a día para que cuando le mandes hacer algo, lo quiera hacer y lo haga, porque si no lo quiere hacer llegarás a una discusión que creerme, querréis evitar.

Si vives un niño así, y tienes buena relación con el, tu función principal es convertirte en un sparring emocional y un modelo a seguir para él. Hay que pensar que con 11 años, una persona que está en la veintena te la imaginas ya vivida, madura y con experiencia en todos los factores de la vida. Al mismo tiempo, es alguien joven en quien pueden confiar, que lo tienes en tu casa a tu entera disposición y que te puede solucionar algún que otro problema.

Y lo más importante de todo: no son tus padres. Eso es algo importante porque en esta edad muchos de los problemas que se tienen es por no contar con los padres para que te ayuden, y la au pair es un termino medio entre padre y amigo. 

El problema aquí son precisamente los padres de la criatura. El echo te tener un hijo adolescente que no te cuenta nada, pero en cambio tener en casa a una chica (o chico) joven al que si que se lo cuenta todo, puede llegar a molestar a algunos padres. Desde mi humilde opinión, cuando vas a casas con adolescentes es importante preguntar a los padres que relación esperan que tengas con el niño: si quieren una espía, alguien que los controle y te pegue el chivatazo por detrás o similar, buscar otro sitio donde ir. 

Cuando yo me iba a ir a Alemania, no pensé en nada de esto, hasta que llegué ahí. Conseguí tener una muy buena relación con la niña mayor en poco más de una semana. ¿Porque? Porque la chica que tenían antes de mi (una amiga de la familia que solo estuvo 3 meses para ayudarles con la mudanza principalmente) la trataba como una niña pequeña, y yo empecé desde el primer día a tratarla como una adulta. Hay que saber encontrar el momento de tratarla como un niño y el momento de tratarla como un adulto, ese es el secreto para tener una buena relación.
El caso es que a partir de ahí me convertí en un saco de boxeo emocional para ella: me contaba sus problemas, lo que pensaba y lo que la preocupaba. Por no decir que empezó a imitar algunos rasgos de mi forma de peinarme y mi forma de vestir y leía y estudiaba conmigo.
Y en todo eso, me gustó mucho la actitud que tomaron los padres: confiaron plenamente en mi. Les gustaba que la niña me tomara como ejemplo y por encima de todo, les gustaba que me contara sus problemas, a pesar de que ellos no supieran nada, consideraban muy importante saber que su hija tenia a alguien que le ayudaba como un adulto y le moderaba comportamientos y actitudes, aunque como ya he dicho, ellos no se enteraran.

Con el tiempo, me convertí en un juez imparcial, la moderadora y la persona de confianza para los dos bandos. Os voy a contar un par de ejemplos:

La primera vez que me vi metida en un problema con la niña fue por un tema muy absurdo: el bocadillo que se llevaba al colegio. La madre había encontrado dos bocadillos tirados a la basura porque al niña no se los comía, y quiso hablar con ella, lo que terminó con la niña cerrada en banda y la madre cabreada como una mala cosa. Y sin quererlo ni beberlo, me vi metida en el ajo. La madre me pidió si podía hablar yo con la niña, para hacerla entrar en razón. Y eso hice. ¿Que pasaba? Que todos los niños de su clase llevaban pan blanco y le daba vergüenza ser la única que llevaba pan del integral. Una tontería como una casa, pero la niña no quería contárselo a su madre. Después me fui a hablar con la madre y le dije que la niña se comería el bocadillo si lo preparaba con pan blanco. Y se solucionó el asunto. La madre no me preguntó nada sobre lo que habíamos hablado yo y la niña, porque ella misma me dijo que no quería que yo perdiera la confianza con la niña contándole a ella sus cosas. 

A partir de ese día me usaban como juez imparcial para mantener la armonía familiar.

Hasta que la niña se echó "novio". Yo ya sabia de su existencia hacia semanas, hasta que un día la niña había quedado con él para ir a dar una vuelta, pero le dijo a su madre que iba con una amiga. Pero esa amiga llamó para quedar con ella esa misma tarde, cuando ella estaba en el cine. Y la madre y el padre se pillaron un berrinche impresionante. Cuando yo llegué a casa la niña estaba en su habitación llorando y los padres cabreados abajo en el salón porque la niña no les quería decir con quien había ido al cine. Que conste que yo no sabia nada de esto. Fui a hablar con la niña a ver que había pasado, y me contó que había ido con su noviete al cine. Al bajar, la madre solo me dijo una cosa: ¿Tengo que saber algo importante o esto es algo normal?. No me pidió que le contara nada más, confió en mi buen juicio para decidir si la niña hacia algo de lo que ella tuviera que preocuparse. Al cabo de dos semanas la niña le contó a la madre que tenia un "nuevo amigo". Y la madre ató cabos. Ese día a la hora del desayuno se pasó un buen rato hablándome de la tontería que la niña tenia encima con todo eso del "nuevo amigo" y de lo inocente que era si pensaba que ella no sabia que de amigos, nada. Lo que no sabia era que la niña le estaba escuchando desde arriba de las escaleras y el echo de que yo no le contara nada más a la madre nos ayudó a todos a seguir en armonía y que la niña confiara todavía más en mi.

Y toda esa confianza llegó al momento culminante cuando la niña quiso hablar de sexo conmigo. Os juro que a mi eso de asumir con 20 años el papel de madre en estos temas, no me gustó lo más mínimo. Pero esas son las cosas que pasan cuando eres el au pair de un adolescente, que tienes que ser el que modera sus actitudes y pensamientos como la persona supuestamente madura y estable que eres. 

Esto, en cualquier caso, no es lo más complicado. Si tu quieres un trabajo de 6 horas diarias y después cada cual por su lado, no vayas a casa de un adolescente. Con un chico de esta edad tu horario laboral es distinto y muchas veces vas a tener que echar "horas extra", a pesar de no ser exactamente eso lo que haces. Me refiero a por ejemplo, a ver con él una película el sábado por la noche si estas en casa, con un cubo de palomitas y otro de patatas fritas. A hacer una mini fiesta de pijamas con ella. A llevarla de compras o al centro a comer una crep. Todas esas cosas que harías con un amigo, pero ese amigo es parte tu trabajo y tiene unos 10 años menos que tu.

Como podéis ver, no es ni tan fácil ni tan bucólico como te lo pintan eso de irte a casas con niños ya crecidos, que eso de que solo vas a cocinar y de chófer no es verdad. Todas las edades tienen sus complicaciones y es bueno poner todas las cartas encima de la mesa antes de irnos a cualquier lado.

Y vosotras, ¿iríais a una casa que tenga niños adolescentes?

7 comentarios:

  1. Yo he elegido casi siempre niños grandes,aunque los pequeños tienen su encanto. Sin embargo creo que como me quiero enfocar en mi vida laboral a enseñar a adolescentes los prefiero,¿el motivo? Es otro tipo de educacion,una guerra psicologica que es mucho mas complicada que la de un niño pequeño al que convences con 3 tonterias. Un niño grande ya tiene su opinion,no es tonto pero tampoco lo sabe todo. Y tampoco hace tanto que yo fui asi,y el no me ve como su madre...pero no los infravaloremos! Que no porque sepan hacer caca solos son menos complicados

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  2. pues no se que pensar después de leer la entrada jajaja porque los dos chicos de la familia tienen 12 y 17, y claro... aunque me han dicho los au pairs actuales que no dan problemas, pero bueno, siempre puede pasar algo... :P Adolescentes, esos pequeños grandes incomprendidos jajajajaja

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  3. Iba a escribir algo sobre los míos pero he visto que Gabriel ya lo ha hecho jajaja. El de 12 es super crío en esos aspectos, yo creo que ni sabe lo que es el sexo ni lo quiere saber. Y el de 17 si que da problemas, pero con su madre. Nos acepta como au pairs porque yo creo que nos ve mas como colegas y no le damos esa sensación de "nanny". Nos llevamos muy bien con él pero hablar de sexo, novias cibernovias y esas cosas no lo hace, es bastante tímido para ello. De todos modos ya está la madre para sacarle las cosas, pobre chico jajaja.

    La verdad es que mola esa confianza que tienes con la mayor. Al ser las 2 chicas es diferente que si fuese un chico, como en mi caso, aunque con mi novio tampoco habla de esas cosas pero se nota que hay otro feeling, son hombres.

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  4. Yo ya prefería a los peques, pero es q después de leer la entrada aún los prefiero más, eso de tener guerras psicológicas en otro idioma, prefiero las "no" y "porques"; supongo que en este hecho tiene también influencia el ser maestra de infantil, yo me quedo con los peques de un mínimo de 2 y un máximo de ocho, antes de que entren en esa fase preadolescente

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  5. La verdad, prefiero o muy peques, o muy grandes, ya adolescentes.
    Soy educadora infantil (o sea, niños de 0-6 bien), y monitora (con adolescentes a partir de 12-13).
    Así que no me importaría ir a una casa con adolescentes. Me gusta esa complicidad que surge con ellos, cuando confían en ti y te cuentan sus cosas como si fueses realmente una hermana mayor o un colega más mayor.
    Yo soy la hermana pequeña en casa así que me gusta adoptar el rol de "hermana mayor" de vez en cuando.

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  6. Es que el adolescente además te puede salir muuuy rana (portazos, escaparse de casa, etc.), porque un adolescente es un niño que como no haya recibido una buena educación (cosa que antes de llegar tú no sabes) ya no se puede reconducir sin sudor y lágrimas.
    No obstante, y siendo consciente de ello, yo me fui a cuidar de un niño de casi 13 años y fue la alegría de mi vida. Sí que se ponía tonto a veces, pero como tú dices, hay que entrar a tratarlo como a un adulto, escuchar lo que dice, respetar sus opiniones... Y así fue que confiaba más en mi que en su madre, no sólo en cosas como cotilleos y tal, sino en asuntos serios, como en saber que mañana habría un plato de comida en la mesa, que si necesitaba algo para el colegio tenía que pedírmelo a mi, etc.

    En fin, el chaval era lo que toda au pair desearía: no daba el coñazo, echaba una mano, a veces hasta hacíamos cosas juntos, no gritaba...

    Estoy esperando a que me conteste a un email (me marché hace menos de un mes), pero igual con la tontería adolescente que tiene, lee mi mensaje y no contesta. ¡Quién pudiera entenderlos!

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  7. Pues yo tengo nada más y nada menos que un chico de 14 años. Yujuu!!! Llevo dos meses en esta casa y un mes con el (el primer mes estaba de campamento) y me está costando la vida. Me cuesta mucho más porque sobre todo al principio, cuando me respondía mal (a sus padres tb les responde mal) yo no sabía cómo contestarle (me faltaba vocabulario). Poco a poco lo voy consiguiendo, pero es muy dificil.

    Unos días se levanta y nos habla bien (incluso llega a darme los buenso días y cuando le pregunto que qué va a hacer me contesta) y otros me mira con cara de asco...

    Todo juego que se proponga o cualquier tontería que se haga en casa él mira con cara de "¿Estamos tontos o qué?".

    En fin... espero poco a poco ir ganándome su confianza!!!

    Me ha gustado leer este post, aunque más me hubiera gustado si hubieras tenido un niño, jajaja.

    Un saludo!

    www.livingphiladelphia.com

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