lunes, 14 de julio de 2014

Guía Au pair: Esos momentos de terror

Ser au pair no es fácil. Al igual que cuando eres padre, con los niños a veces se viven situaciones de puro estrés, o dicho de otro modo: momentos de quererse encerrar en el baño, dejarlos a todos fuera y llorar.
Estoy segura que las que habéis sido o sois au pairs os estáis acordando ahora de todos esos instantes de terror que os han pasado.

Yo he tenido la suerte de no haber pasado por muchos de estos momentos en mi año en Alemania, pero también los he sufrido. Creerme cuando os digo que, a día de hoy, no he olvidado ninguno de ellos.

El peor sin duda fue el que pasó durante mi tercera semana. Hacía a penas 15 días que estaba yo sola con las niñas, y la pequeña se despertó con diarrea y fiebre. Podéis imaginaros la mañana que pasé con una niña de dos años en esas condiciones: de 8:00 a 12:00 de lloros discontinuos y pañales desbordados. A las 12 fuimos a buscar a la mediana de la guardería. Vestí a la pequeña y la intenté sentar en el cochecito, pero la pobre solo quería brazos, así que la envolví en una manta y me la llevé sin el cochecito. Nada más llegar a la guardería empezó a llorar porque le volvía a doler mucho la barriga (traducción: pañal desbordado de nuevo). Cuando conseguimos llegar a casa, cambié el pañal a la pequeña, la vestí con un pijama limpio y le puse el termómetro. La niña estaba 39'5º. Me puse a hacer la comida con al niña en brazos llorando totalmente inconsolable.

Podéis imaginar el nivel de cansancio y estrés que tenia en ese momento. Todo se iba acumulando poco a poco, pero entonces, cuando crees que no puede ir a peor, ocurre ese punto de no retorno en el que solo quieres llorar y no le ves la salida a la situación.

En mi caso fueron un seguido de cosas que pasaron todas a la vez: la pequeña explotó y se mancho desde la nuca hasta los muslos. El cartero picó a la puerta, y al abrir la puerta (con la niña cagada hasta las cejas y llorando en brazos), el perro se metió entre mi pierna y la puerta y salió corriendo como un rayo. La mediana empezó a chillar y a llorar porque el perro se había escapado y yo no entendía una palabra de lo que el cartero me estaba diciendo.

Es en ese instante cuando te das cuenta de que no puedes más, y que hasta ahí has llegado. Pero, ¿de verdad es así?

Sé que cuando llegamos a ese punto de no retorno, es muy difícil ver las cosas claras: todo pesa y todo se te viene encima. A pesar de todo, el irte lejos no esta dentro de nuestras posibilidades, así que acabamos saliendo de ese pozo de un modo o otro.

Ese día, le dije al cartero que se esperara (sin ninguna educación, lo reconozco), le cerré la puerta en la cara y fui a encender el agua de la bañera. Volví a bajar y le dije a la mediana que se calmara, que ahora saldríamos a buscar al perro y que si me ayudaba a saber que quería el cartero iríamos más rápido. La niña me hizo de interprete, y resultó que el cartero solo quería que le firmara la entrega de un paquete certificado.
Una vez se fue el cartero, subí arriba con la pequeña y la metí en la bañera, y 10 minutos después, cuando la estaba secando, escuché a la mediana gritar que el perro había vuelto y que bajara a abrir la puerta de la calle (ella no llegaba).

Lo único que se echó a perder ese día fue la comida, que quedó tan reseca y pegada a la sartén después de tanto rato con el fuego parado que no había quien se la comiera. Nada que una pizza congelada no nos solucionara.

Con esto solo quiero que entendáis que todas y cada una de las situaciones en las que nos vemos metidas tienen solución, a pesar de que a veces seamos incapaces de ver la luz al final del túnel. Muchas veces ser au pair se hace muy cuesta arriba, pero lo más importante es tomarse las cosas con calma porque la mayoría de veces, los problemas se acaban solucionando solos (o con un pequeño empujón).

6 comentarios:

  1. Me ha ecantado esta entrada. Nada mejor que los dias en que todo es un caos para desmoralizar a alguien.
    Que tal los examenes?
    Besos

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  2. Puf, solo de leerlo me he agobiado muchísimo. No quiero ni imaginarme el vivirlo... Estas son esas experiencias de la vida que te enseñan, pero a golpes. Supongo que cuando lo vuelves a recordar, años después, te planteas cómo sobreviviste a una situación así, ¿no?

    Un saludo, corazón! :)

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  4. Dios mío, no sé si ha sido muy cruel pero me he reído como hacía tiempo no lo hacía. Soy au pair en Zürich y lo cierto es que hoy he tenido un día espantoso y en muchas ocasiones me he sentido totalmente desbordada. Leer cosas como estas te ayuda a no sentirte tan sóla, muchas gracias^^

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